Platos fríos

Platos fríos
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Helados y polos

Helados y polos
Helados y polos

Bundt cakes

Bundt cakes
Bundt cakes

Mousse de Café.

Que me gusta a mi un buen café...



Da igual que sea verano o invierno, si es caliente, frío, en forma de helado, sorbete o, como lo traigo hoy, en forma de mousse. Le tenía muchísimas ganas a este clásico postre, y el empujoncito definitivo lo ha dado un bote de Nescafé Azera, un expreso soluble que venía en mi Degustabox de marzo.



Después de probarlo con leche, quedó tan espumosito y tan sabroso que supe que tendría que preparar con él esta receta. ¿Cómo no recordar los pastelitos rellenos de crema de moka, (sea cual fuere la forma de los pastelitos: milhojas, piononos, eclairs), que nunca faltaban en la bandejita para celebrar cualquier festejo que se preciase? A mi abuela de encantaban. A mi, de niña creo que no tanto, sin embargo ahora cualquier postre con sabor a café me trae recuerdos de mi niñez, como en esta tarta de galletas de moka y chocolate.



Bien, la receta es de Eva Arguiñano, adaptada ligeramente a mi gusto. He vuelto a utilizar el Cointreau casero que ya utilicé en las trufas anteriores, en breves compartiré la receta, que más fácil y rico no puede ser.

Te recuerdo que, si tu también quieres probar tu primera Degustabox a un precio especial, puedes utilizar mi código descuento; MARIAI-9AD9.

Este postre mejora con un día de reposo en la nevera.

Tiempo: 40 min.

Ingredientes (para 5-6 raciones):

-1 bizcocho tipo de soletilla por cada copa.
-1 tacita de Cointreau o cualquier licor de naranja.
-3 yemas.
-200 ml de nata para montar (mínimo 35% mg) muy fría.
-4 cucharadas soperas de azúcar moreno.
-2 cucharadas soperas de azúcar glas.
-1 cucharada sopera de Nescafé Azera (u otro soluble de buena calidad).
-virutas de chocolate para servir.

Partimos los bizcochos por la mitad y depositamos en los fondos de las copas o vasos. Con un pincel de cocina, barnizamos con el licor de naranja. Reservamos.

Ponemos en un cazo el azúcar moreno, con cuatro cucharadas soperas de agua y el Nescafé. Mezclamos bien hasta disolver y ponemos a fuego medio, sin remover, hasta que se convierta en almíbar. Dejamos templar.

En un bol, ponemos las yemas  y montamos ligeramente con la batidora de varillas. Cuando doblen su tamaño, añadimos el almíbar de café y volvemos a batir para formar una crema consistente. Reservamos.

En otro bol, montamos la nata con el azúcar glas. No ha de quedar muy dura. Incorporamos la crema de café con una espátula y movimientos envolventes, hasta que quede perfectamente mezclado.

Repartimos en las copas. Tapamos bien y llevamos a la nevera, a ser posible hasta el día siguiente.

Servimos con el chocolate rallado. ¡Deliciosas!

Nos vemos en el próximo.

Mabel.

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Magdalenas de Aceite de Oliva y Jengibre.

Con tanto muffin saludable y harinas integrales mi costilla se había declarado en huelga de probador de repostería casera. Por fin hemos hallado un consenso con estas deliciosas magdalenas.



Sí, de las de toda la vida. El pobre estaba harto de bundts, de mugcakes extraños, y de mis ingredientes poco convencionales. Quería unas magdalenas como Dios manda, con azúcar blanco que no las pusiera morenas sin haber tomado el sol, y sin sabores que no le resultasen familiares. Llegados a este punto le prometí unas magdalenas sin cosas raras. y se las hice. Y la receta en cuestión la tenía Mavi, que es la asaltada de este mes. Su blog está bien nutrido de recetas tradicionales y de repostería casera, de esa de toda la vida. Y, aunque en un principio quise hacer un bundt (ya conocéis esta fiebre mía), al final han caído estas suculencias. Y en casa tan contentos.

Conocí a Mavi en la última quedada blogger del pasado verano, y es una mujer encantadora. Ha sido un placer entrar en su cocina, y disfrutar de sus preparaciones tan sencillas y tan bien explicadas. Lo que me acabó de convencer es la poca cantidad de ingredientes, y lo único que hice fue ajustar las medidas, ya que sigo sin báscula y me tenía que apañar con las medidas de los vasitos de yogur de toda la vida. Sólo he cambiado la levadura por una combinación de ésta y bicarbonato, ya que me gusta la vidilla que le dan juntos a las masas.



Y el punto de jengibre, tenía un trozo de raíz fresca que me regaló mi querida amiga Sonia, ya que normalmente lo uso en polvo, y tenía que aprovecharlo. Me encanta la frescura del perfume del jengibre, ha sido un puntazo utilizarlo en esta receta.



El único secreto de estas magdalenas es montar muy bien los huevos junto con el azúcar antes de añadir el resto de ingredientes. Una receta sencilla y deliciosa. Tras perderme el último asalto, esta vez no podía fallar. Máxime cuando el material a elegir es tan variado y tan suculento. La receta original la tenéis aquí.

Y ahora, sin más preámbulos, os indico cómo prepararlas. Son tan sencillas como deliciosas. He aquí mi aportación al Asaltablogs de este mes.

Nota: he utilizado unos moldes de María Lunarillos muy chulos pero bastante grandes. Si usáis cápsulas de papel de tamaño normal, os saldrán como una docena.

Tiempo: unos 40 minutos.

Ingredientes (para 12 magdalenas normales o 7 grandes):

-3 huevos L, a temperatura ambiente (no directos de la nevera, ojo).
-3 medidas de yogur de harina de repostería.
-1 y 1/2 medidas de yogur de azúcar blanco.
-1 y 1/2 medidas de yogur de aceite de oliva virgen extra.
-2 cucharaditas de las de café de levadura química.
-1/2 cucharadita de las de café de bicarbonato.
-1 cucharadita de las de café de jengibre fresco recién rallado.
-1 pizca de sal.

Encendemos el horno a 180º.

En un bol, tamizamos la harina con la levadura, el bicarbonato y la pizca de sal. Reservamos.

En otro bol, ponemos los huevos y el azúcar. Con la batidora de varillas eléctrica batimos bien hasta que la mezcla blanquee y doble su volumen, unos dos minutos.

Añadimos el aceite y la ralladura de jengibre volvemos a batir hasta integrar muy bien.

Incorporamos, esta vez con las varillas manuales, la harina poco a poco hasta que la mezcla esté bien integrada. Quedará una crema algo espesa.

Repartimos en los moldes, no llenando más de dos tercios de su capacidad (crecerán casi el doble). Dejamos reposar diez minutos.

Espolvoreamos la superficie con un poco más de azúcar y llevamos al horno, hasta que se doren. Si utilizáis moldes normales tardarán unos 15 ó 20 minutos. Los míos, al ser más grandes, tardaron 30.

Dejamos enfriar totalmente antes de atacarlas sin piedad.

Mabel.


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Trufas de Cerveza Negra y Aceite de Oliva.

En casa no nos resistimos a unas ricas trufas, no hay bocadito más apetecible a deshora viendo cualquier peli. Y si encima las tomamos sin remordimientos, mejor que mejor...


Aún no tenía publicada ninguna receta de trufas. Y mira que nos gustan. Creo que fue uno de los bocados dulces que antes aprendí a preparar. Esto y los brownies, cada vez que me reunía con amigos caía o lo uno o lo otro. Qué recuerdos me evocan las trufas...

Lo cierto es que hacía más de dos años que no las preparaba. Pero cuando encuentras una receta sana, con ingredientes a priori sabrosos y proviniente de una fuente de total confianza, no te puedes resistir. Esta receta la publicó una buena amiga a finales del año pasado. Como tantas otras, la guardé en pendientes (ay Marisa, otro año sin probar tu pastel libanés), pero esta vez se han alineado los astros: mi amiga está de aniversario, de sorteo, y para participar hay que preparar una receta de su blog. Este es mi pequeño homenaje a Marisa: creo que esta receta reúne las cualidades que busco en un dulce, y tras varios días decidiendo qué preparaba y qué no, al final he salido de dudas. Por cierto, ¿os he dicho que el blog es Thermofan? porque quiero estar segura de que sabéis de quien os estoy hablando. Seis maravillosos años de estupendas recetas los que se celebran ahora, y quiero estar presente en la fiesta.



Estas trufas son especiales, por los ingredientes que llevan y si quieres conocer la receta original, aquí te lo cuenta la propia Marisa. Yo la he seguido casi fielmente, con la salvedad de que como sigo sin tener báscula de cocina (al final me llamaré "la chica sin báscula", no tengo remedio), me las ingenié para medir las proporciones, que para eso ya tengo ojo clínico, que son muchos años ya.



Te las dedico, Marisa. Sólo he aportado un toque personal: un chorrito de Cointreau casero del cual os debo la receta, y gracias a él estoy redactando, tras zamparme dos de estas delicias, con una pequeña afectación que hace que vea las letras borrosas... aunque igual es que no me he puesto las gafas de cerca.


Tiempo: 20  min + 1 día de enfriado.

Ingredientes (según tamaño, a mi me salieron 22 trufas):

-200 gr de chocolate Nestlé postres.
-100 ml de cerveza negra.
-50 ml de aceite de oliva virgen extra.
-4 cucharadas soperas rasas de azúcar moreno integral.
-una cucharadita de Cointreau (el mío, casero).
-cacao en polvo, 0%, para rebozar (yo usé Valor).

En un bol ponemos el aceite, la cerveza, el azúcar y el chocolate a trozos. Depositamos el bol sobre un cazo u olla de menor diámetro, con un par de dedos de agua. Importante: el agua no debe tocar el bol con el chocolate, por eso es mejor que sea de diámetro inferior. Dejamos así, al baño maría, sin parar de remover con unas varillas, hasta que el chocolate esté completamente fundido.


Cuando éste se haya fundido, añadimos el Cointreau, si nos gusta. No pongáis mucho, yo eché un chorritín a ojo y quedaron bastante borrachas.

Llevamos, bien tapado, a la nevera hasta el día siguiente.

Cogemos, con una cucharita, porciones de masa, damos forma redonda con las manos (la masa parece plastilina), y rebozamos en el cacao amargo. Así con toda la masa, hay que trabajar rápido porque si se calientan quedan blandurrias.

Se conservan perfectamente en la nevera varios días. Eso, si duran tanto...

Espero que os gusten.
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Brócoli y Coliflor con Vinagreta de Pistachos.

Me encanta el brócoli. Igual me da tomarlo en cremas (os enseñé una aquí), hervido y salteado con pimentón, o como en este caso, en ensalada con vinagreta.



Eso sí, si la vinagreta es especial el plato gana puntos. Este mes, Pilar desde su reto Color y Sabor de Temporada, nos proponía el puerro y el pistacho como ingredientes a utilizar. El puerro forma parte de muchas de mis recetas, pero el pistacho, creo que es la primera receta que publico con ellos. Los pistachos son ricos en potasio, calcio, magnesio, fósforo también aportan buenas cantidades de hierro. Además son ricos en vitaminas B1, B6, B9 y vitamina E. También son ricos en vitamina A y C, siendo de los pocos frutos secos que contienen estas últimas. ¿Necesitamos más argumentos para consumir pistachos?



Tenia guardadas recetas de bundts, de galletas, de helados. Pero somos dos en casa, no tenía ningún evento que celebrar ni invitados a quienes ofrecer dulces, así que me fui a lo sencillo. Vi en el Lidl unas bandejitas con dos coles tamaño mini (un brócoli y una coliflor), y me las llevé. El resto vino rodado. Yo he hervido al dente las verduras, así conservan todas sus propiedades y me resultan más ricas, pero si os gustan más hechas dejadlas el doble de tiempo.



Espero que os guste. Es una forma sencilla y muy rica de tomar estas verduras, que no siempre apetecen sin algo de imaginación que las adorne.





Tiempo: 20 min.

Ingredientes (para 2 personas):

-una bandejita con una mini coliflor y un mini brócoli.
-un puñado de pistachos.
-unas hojitas de perejil fresco.
-1 diente de ajo.
-vinagre de sidra.
-aceite de oliva virgen extra.
-sal.

Lavamos bien las coles, separamos en ramilletes y ponemos en la olla rápida, apenas cubiertas de agua, unos cinco minutos desde que empiece a silbar la válvula. Abrimos, escurrimos y reservamos.

En un mortero, ponemos el ajo pelado y troceado, el perejil y los pistachos sin cáscara ni piel y majamos bien, deshaciendo el ajo pero dejando trozos de pistacho. Añadimos un buen chorro de vinagre y la misma cantidad, más o menos, de aceite. Emulsionamos y rectificamos de sal al gusto.

Ponemos los ramitos de coles en un plato y aderezamos con la vinagreta. Listo.

Podemos servirlo tibio, recién hecho, o mezclar todo en un tupper y guardar unas horas en la nevera, la verdura cogerá el sabor avinagrado y quedará muy sabrosa.

Mabel.
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Arnadí (sin huevo y casi sin azúcar).

Que no se diga, también hay sitio para el postre...



Adoro las calabazas. Soy capaz de comerme una de tres kilos entera en tres o cuatro sentadas, aderezada simplemente con algo de azúcar y canela y asada. Es un ingrediente que antes utilizaba mucho en mi repostería casera.

Hoy os traigo la receta del arnadí remasterizada. Hace mucho tiempo, en los albores del blog, compartí aquí la receta tradicional de este dulce de origen árabe. Resulta una delicia para los amantes de la calabaza (como yo), pero lleva mucho azúcar. La receta original también utiliza yemas de huevo para amalgamar la masa y que coja cuerpo en el horneado. Esta versión es más ligera, y aunque menos dulce no por ello menos rica.



El arnadí es un postre típico de cuaresma y de semana santa en Valencia. Es tradicional de la zona de Xàtiva, pero podemos encontrarlo en hornos y pastelerías del centro de Valencia por esas fechas. La almendra en su composición y la canela nos revelan el origen árabe de este delicioso postre, que durante un tiempo cayó en el olvido pero hace algunos años a vuelto para quedarse.



He sustituido las yemas de huevo por mi compota de manzana sin azúcar, que ya os vaticiné que es estupenda para esta función en ciertos postres. Y el azúcar, dependerá de lo dulce que esté nuestra calabaza. La mía sí lo estaba, y sólo le he puesto dos cucharadas soperas de azúcar moreno. Tendréis que ir probando, pero os aseguro que no necesitará mucho más. Si utilizamos calabazas de la variedad dulce para asar (la típica acanalada que nos recuerda a Halloween), son más dulces y necesitaremos menos azúcar. En cambio, la variedad cacahuete es menos acuosa y menos dulce, yo la uso para recetas saladas.

Y os enseño cómo asarlas en el microondas, fácil y rápidamente. Este año no hay excusa para no probar el arnadí, seguro que no os deja indiferentes.

Tiempo: 1 hora y un día de reposo.

Ingredientes (para 6 raciones):

-700 gr (más o menos, yo usé media calabaza) de calabaza dulce para asar.
-125 gr de harina de almendra.
-2 cucharadas soperas de compota de manzana sin azúcar (casera o comprada).
-2 cucharadas soperas de azúcar moreno integral.
-ralladura de limón.
-canela en polvo.
-un puñadito de piñones.

Troceamos, sin pelar ni quitar las semillas, la calabaza en cuñas. La depositamos en un recipiente que sea apto para el microondas. Tapamos, si la tapa tiene orificio para el escape del vapor, y si no con papel film pinchado dos o tres veces con un cuchillo. Llevamos al micro a máxima potencia durante 10 min.



Pasado ese tiempo, comprobamos que la calabaza está cocida. De lo contrario ponemos 2 ó 3 minutos más.

Dejamos templar, retiramos semillas y piel y trituramos, dejamos enfriar por completo. Yo lo dejé de un día para otro.

Nota: con este sistema de horneado, no queda casi agua en la pulpa. No fue necesario escurrir el puré.

En un bol, ponemos el puré de calabaza, añadimos el azúcar y la ralladura de limón al gusto. Vamos incorporando, poco a poco, la almendra. Cuando esté toda, aligeramos la mezcla con la compota de manzana, mezclando muy bien. Probamos de azúcar, y si es necesario ponemos una cucharada más.

Colocamos en una fuente de barro, haciendo forma cónica. Pinchamos los piñones de forma decorativa y espolvoreamos con una pizca de canela. Llevamos al horno, a 150º, unos 45 minutos o hasta que  la superficie se seque y la punta empiece a dorarse.

Consumimos bien fresquito. Una delicia.

Si necesitas cualquier consulta, ponla en comentarios o mándame un email. Estaré encantada de ayudarte.

Mabel,



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Pesto Rosso o Sobrasada Vegana.

Hoy cenamos de picoteo, ¿hace o no hace?



Y encima de picoteo sano. Este pesto no sólo es delicioso, sino que su sabor recuerda muchísimo a la sobrasada, pero infinitamente más rico. He descubierto esta receta por casualidad, ya que el otro día vi en el súper una bolsita de tomates secos a buen precio, y decidí llevármela aunque sin saber muy bien en qué los iba a utilizar. Rebuscando recetas, encontré ésta y me pareció perfecta. Sencilla, rápida y encima tenía todos los ingredientes a mano. No me lo pensé más.



El origen de este pesto parace ser que es siciliano. Hay muchas variantes del pesto de tomate, y casi todas llevan queso en su elaboración. De haberle puesto queso mi costilla ni se habría acercado, y decidí sustituirlo por almendra en cubitos que sí tenía. La receta no puede gustarme más, y se queda en casa por derecho propio.



Es ideal para untar en pizzas, para condimentar pastas aligerándola con algo de agua o caldo de verduras, y para untar en tostadas que es como yo voy a usarla. Cuando leí que algunos se atrevían a llamarla sobrasada vegana pensé que exageraban, pero no. Una vez la crema ha reposado alguna horita en el frigo, su sabor se acentúa y recuerda muchísimo a la sobrasada, Sólo que más rica, con más matices e infinitamente más sana.

Con unas galletitas saladas, un auténtico vicio. Y con dificultad nivel cero.

Tiempo: 15 min de remojo + 10 min + 2 horas de reposo en la nevera (mínimo).

Ingredientes (para un bol de unos 300 ml):

-16 medios tomates secos. Yo he usado unos del Mercadona, y vienen en mitades.
-1 cucharada sopera de piñones.
-1 cucharada sopera de almendra en cubitos.
-1/2 cucharadita de café de sal.
-125 ml de aceite de oliva virgen extra.
-1 diente de ajo.
-1 cucharadita de café de hierbabuena seca.
-unas ramitas de perejil fresco.
-un chorro de zumo de limón.
-1 guindilla seca.

Ponemos los tomates en remojo en agua fría unos quince minutos, o hasta que se ablanden. Una vez estén hidratados, les eliminamos todas las semillas posibles y los introducimos en el vaso de la batidora.

Añadimos el resto de los ingredientes, y empezamos a triturar con el brazo de la minipimer. Estará muy espeso, así que añadimos agua en pequeñas cantidades hasta que la mezcla quede densa pero sea fácil de triturar.

Rectificamos de sal y ponemos en un recipiente. Llevamos a la nevera como mínimo un par de horas, Mejorará la textura y el sabor se intensificará con el reposo en frío.

A disfrutar.
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Compota de Manzana (sin azúcar).

Si hay algo que me gusta de verdad, eso es hacer mermeladas.



Acabo de caer en que no tengo muchas publicadas aquí. Y creo que tengo que empezar a remediar esto. No hay nada más rico que desayunar unas tostadas con un hilo de aove y una cucharada generosa de buena mermelada casera, ¿verdad? Pero la de hoy no es mermelada propiamente dicha, sino compota. La diferencia entre ambas no es sino la cantidad de azúcar presente en la receta, mientras que en las primeras suele suponer la misma cantidad de fruta que de azúcar (50/50, aunque yo siempre pongo menos), en la compota la presencia del azúcar es muy pequeña, sobre un 10% de azúcar frente al 90% de fruta. Incluso sin nada, como he hecho yo en esta receta. 



Las manzanas son ricas en pectina, lo que nos permite prescindir de espesantes. Esta receta es una adaptación de esta otra, que básicamente he preparado igual sólo que yo he prescindido del azúcar. Hay que tener en cuenta que su conservación no es muy larga, así que si queremos conservarla cierto tiempo no podéis saltaros el paso del baño maría al final. De esta forma podréis utilizar vuestra compota cuando queráis sin necesidad de guardarla en la nevera.



Esta receta es básica para, por ejemplo, para aportar textura en estos brownies sin/sin/sin, o bien sustituir parte de los huevos en este pudín de pan de molde al microondas, o como ingrediente estrella en este pudding de manzana y chía. Y para muchas preparaciones más que me quedan por mostraros, y para otras que a lo mejor vosotros conocéis y yo no, y que me encantaría que me las contarais.

He utilizado manzanas golden, aunque las ideales son las granny smith por su mayor concentración de pectina. Pero podéis usar las que queráis, siempre que utilicéis el limón para compensar la menor cantidad de pectina de las demás variedades.

Tiempo: 1 hora y media.

Ingredientes (para 2 botes de 390 cc):

-7 manzanas golden, maduras pero muy firmes.
-1 cucharadita de café de canela en polvo.
-1 trocito de jengibre fresco, como de 1 cm.
-el zumo de medio limón.

Lavamos muy bien la fruta, la cortamos en cuartos sin pelar ni descorazonar y la colocamos en el fondo de la olla rápida. Añadimos el limón, la canela, el jengibre troceadito y cubrimos justo de agua. Cerramos la olla y lo tenemos, desde que empieza a silbar, con el fuego al mínimo 20 min.

Apagamos el fuego, descomprimimos la olla y la abrimos. 

Con un colador y el mazo del mortero, vamos pasando cada pieza de fruta cocida, bien escurrida, y recogemos la pulpa en un bol limpio. Procedemos así con toda la fruta, desechando las pieles y corazones. De esta forma queda una textura perfecta, no muy fina pero sin impurezas.

Llenamos los botes hasta el borde, cerramos bien y ponemos en una olla, con un paño en el fondo para evitar romper los botes cuando borbotee. Llenamos de agua hasta cubrir los botes y tenemos, desde que empiece a hervir, unos 20 minutos. 

Sacamos y dejamos enfriar boca abajo.

Al día siguiente ya podemos degustar.

¿Conoces más recetas para utilizar esta compota? ¿Me las cuentas?

Mabel.
6

Langostinos con Naranja de Enrique Olvera.

El aperitivo está servido.



Nadie os dirá que no si les servís estos langostinos en el vermú. La receta es tan sencilla que sorprende que esté tan rica para lo poco que lleva.

Este mes las chicas del reto Cooking The Chef nos llevan hasta México, ya que el anfitrión es el chef Enrique Olvera. Cuando vi esta receta sabía que tenía que hacerla. Aún me quedan naranjas de mi cosecha y los langostinos son uno de los picapica favoritos en casa.



En este caso, el chef nos propone dos preparaciones: una son los langostinos así cocidos en la salsa y otra es rebozados en tempura. No dudo ni por un momento que esa fritura tiene que ser una delicia, pero en esa salsita los vi mucho más apetecibles (y mucho menos calóricos),  y siempre hay quien gusta de mojar pan.



Los langostinos se preparan ya pelados, lo cual facilita mucho el momento de meterles bocado. Lo mejor es la salsita, que invita a mojar y remojar ya sea un trozo de pan tostado o el propio langostino. Han pasado la prueba de fuego del marido pejiguera no/me/hagas/nuevos/inventos, así que el éxito está asegurado.

Aunque os de la receta para dos, es bien fácil multiplicar en el caso de haber más comensales (o que queráis una ración más abundante, que nos conocemos).

Tiempo: 15 min.

Ingredientes (para 2 personas):

-6 langostinos crudos de buen tamaño.
-100 cc de zumo de naranja recién exprimido.
-un chorro de vodka.
-unos tallos de cebollino fresco.
-un trozo de piel de naranja, sin la parte blanca.
-un chorro de aceite de oliva virgen extra.

Pelamos los langostinos, dejando las cabezas.

En una sartén de fondo grueso, echamos el zumo, el vodka, la piel cortada diminuta y el cebollino cortado de igual tamaño. Llevamos a fuego medio hasta que empiece a borbotear.

Añadimos los langostinos y dejamos un minuto o dos por cada lado, o hasta que estén hechos. Rociamos de aceite y subimos el fuego al máximo un momento para que la salsa espese.

Pinchamos de dos en dos en brochetas y servimos inmediatamente.

¡Triunfo asegurado!

Nos vemos en la próxima receta.

Mabel.
24

Vasitos de Yogur y Frambuesas al Balsámico.

El postre está servido, ¿gustáis?



Os habréis dado cuenta de que últimamente no publico tantas recetas dulces. Ya he contado alguna vez que he reducido la cantidad de azúcar en mi dieta, y que salvo algún maravilloso bundt que haga para amenizar alguna reunión familiar/amistosa, intento hornear poca repostería.

No he dejado de tomar cosas dulces, no. Soy, he sido y seré golosa toda la vida. Lo que sucede es que estoy aprendiendo a tomar dulces de otra forma, intentando suplir el azúcar blanco por moreno o miel y, si se trata de frutas, utilizar la menor cantidad posible.



Estoy aprendiendo a valorar los sabores naturales de la fruta, como por ejemplo el zumo de naranja tomado tal cual, estén lo dulces que estén las naranjas. En mi casa siempre se ha tomado endulzado, y es un error: el sabor natural de las naranjas queda enmascarado, y no disfrutamos de los aromas de la fruta de igual manera.



Pues así, con todo. Hay casos en que es necesario endulzar un poco, y he notado que cada vez utilizo menos azúcar (moreno) o miel. Un buen ejemplo son estos vasitos que están tan ricos como sencillos resultan de preparar.

Tenía una bandejita de frambuesas languideciendo en la nevera. Estaban algo blandurrias, y no apetecía tomarlas tal cual. Buscando otras cosas encontré esta receta, y enseguida vi la adaptación, incluso tenía un muesli delicioso con fresas Krunchy que venía en mi Degustabox de febrero. También tenía una buena provisión de cremas de balsámico Sibari,  y me pareció una buena receta para utilizarlas. Vamos. que la receta se hizo prácticamente sola.



No he endulzado el yogur, ya que me gustan los yogures naturales tal cual con su puntito de acidez, y el muesli, está endulzado con azúcar de caña y lleva fresas liofilizadas. Aunque se puede sustituir por cualquier otro que sea crujiente y no tenga demasiado azúcar.

Con esta receta participo, por vez segunda este mes, en el reto de Marisa y de Rosalía, Reciclando Sabores.


Tiempo: 15 min.

Ingredientes (4 raciones):

-4 yogures naturales sin edulcorar 0'0 (yo uso Vitalínea).
-125 gr de frambuesas (una bandejita).
-2 cucharadas soperas de azúcar moreno de caña (rasas).
-un sobrecito (20 gr) de crema de vinagre balsámico de Módena.
-un par de puñaditos de muesli para el topping, a vuestro gusto.

Ponemos en una sartén de fondo grueso las frambuesas, el azúcar y el contenido del sobre de balsámico. Con el fuego bajo, vamos dando vueltas durante un par de minutos. La fruta se deshará ligeramente y resultará una salsa de color vivo. Apagamos el fuego y repartimos en vasitos o tarros.

Batimos, por separado en el mismo envase, cada yogur y lo vertemos sobre la fruta.

Coronamos con un poco de muesli y dejamos reposar, en la nevera o no, un rato antes de degustar.

Notas:

-aguanta perfectamente un día en la nevera, pero el muesli ya no estará crujiente. Eso sí, la fruta estará mucho más rica con una noche de reposo en el frío.

-la receta original es con fresas, puedes sustituirlas con toda libertad.

Nos vemos en la próxima receta.

Mabel.

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Trinxat de Patata y Hojas de Col.

Un bocado de este plato resucita a un muerto...



Bien calentito, está buenísimo. El trinxat es un plato típico de Cataluña, que consiste en sofreír a fuego muy bajo patata y repollo cocidos, junto con unos ajos ya dorados, y pinchando continuamente hasta que la verdura queda casi como un puré, de ahí el nombre trinxat: pinchado hasta deshacerse. Suele servirse con tocino o embutido frito, consistiendo en un plato muy reconfortante para épocas de frío.

Mi versión es muy libre, espero que ningún purista se me ofenda. La pasada semana compré una coliflor blanquísima y fresquísima, tanto que daban ganas de comerse las hojas que protegen las inflorescencias cortadas en juliana y con vinagreta. Claro que no me las comí de esa guisa, pero si que las hice hervidas en la olla rápida pensando que algo haría con ellas.



En estas que tenía un trozo de magro de cerdo de esos que vienen enlatados, pululando por la nevera. Sí, ese magro que compraban nuestras abuelas y que no sé muy bien porqué había caído en desuso. Bueno, sí sé porqué: tenemos tanto donde elegir que no reparamos en esos productos tan humildes.

Pero un día quiso la fortuna que me parase delante de un stand lleno de esas latas de magro. Recordé mi infancia y las ensaladas y bocadillos que me preparaba mi abuela con esa carne, y decidí darle una oportunidad.

Lo demás vino sólo: vi la receta del trinxat, vi el magro por la nevera, y sólo me faltó cocer patatas (sí, cuando cuezo patatas siempre cuezo varias, siempre vienen bien).

Para hacer esta receta necesitáis que las hojas y tallos de la coliflor sean muy frescos. No me aventuraría a cocer unos que ya tuvieran las señales de corte muy oscuras, pero si la coliflor es fresca, es un crimen tirarlos. Están buenísimos incluso recién cocidos y aliñados con un hilo de aceite de oliva y un pellizco de sal.

Con esta receta participo en el reto de Marisa y Rosalía, Reciclando Sabores.




Tiempo: 1 hora y 15 min.

Ingredientes (para 4 raciones):

-las hojas y tallos de una coliflor, que sea bien fresca.
-2 patatas medianas.
-Un trozo de magro de lata, o de jamón cocido o curado.
-2 dientes de ajo.
-aceite de oliva virgen extra.

Ponemos en la olla rápida las hojas y tallos de la coliflor, bien limpios, troceados y desprovistos de nervios, junto con las patatas con su piel. Cubrimos de agua y cocemos, desde que empieza a silbar la olla, unos 15 minutos.

Cuando acabe la cocción, abrimos, escurrimos y dejamos enfriar.

En una sartén antiadherente, echamos un chorro de aove. Sofreímos los ajos cortados en rebanaditas, y cuando empiecen a dorar añadimos el magro a cubitos, Dejamos un momento.

Añadimos la col y la patata, pelada y troceada, y vamos dando vueltas y pinchando con una cuchara de madera, a fuego bajo y sin prisas, hasta conseguir una consistencia parecida a un puré. Rectificamos de sal y listo.

Servimos sólo, o acompañado de huevo o una rica morcilla...

Nota: el tiempo es variable: el plato estará listo cuando las verduras empiecen a mostrar un aspecto cremoso.

Nos vemos en la próxima receta.

Mabel

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