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Pan de Molde con Bayas de Goji

¿Hay algo mejor que desayunar una rebanada de pan casero recién tostada?

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Calentita, ligeramente crujiente, con su aceitito y su mermelada por encima... desde luego que no.


Ayer me levanté panarra. Hacía mil años que no horneaba un pan. Con lo que me gusta a mi amasar y ver el proceso de levado, cómo esa masa que en principio no te dice nada, va creciendo y desarrollándose, y el olor... el olor me vuelve loca. Me encanta el olor ligeramente ácido de una masa de pan fermentando.



Compré la semana pasada unas bayas de goji, que hace unos años tan de moda se pusieron con la pretensión de ser un superalimento, vamos que si no comías estas pequeñas bayas rojas no eras nadie. Yo nunca las probé hasta esta semana. Y he sobrevivido, oiga.

Pero a lo que iba, hice una compra online de especias varias y las vi. Me fui directa y coloqué 100 gr en el carrito, diciendo que al menos no me iba a quedar sin probarlas. Provienen de China (cómo no), y son ricas en carotenos, vitaminas B1, B2, B6, C y D; además de un montón de minerales y aminoácidos. Vamos, que son un buen complemento en una dieta sana.

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Buscando en qué utilizarlas, las puse a hidratar en Cointreau Casero, pensando en un bundt de naranja (que caerá, fijo), pero en última instancia me vino a la cabeza esa pastilla de levadura fresca que compré el otro día sin pensar mucho, más el paquete de harina de fuerza. Y el resto vino sólo.
He seguido la receta del pan de molde básico de María Lunarillos, con el añadido de esas bayas y el licor en el que yacían. También sin pensar mucho, le hice un corte longitudinal, y oh maravilla, el pan se expandió como si no hubiera un mañana. No estoy segura que la siguiente vez responda del mismo modo, ya que hubieron añadidos inspirados de última hora al elaborar mi pan de molde...

Importante dejar asentar el pan un día entero. Yo ayer en cuanto se enfrió, lo envolví en papel de plata y lo guardé hasta la mañana siguiente, y luego lo he rebanado. Hoy estaba tierno y jugoso, con un sabor ligeramente dulce a mantequilla, y una miga amarilla densa y jugosa. Lo que no utilice entre hoy y mañana, lo congelaré a rebanadas.



Las bayas se desintegraron durante el proceso del primer levado, así que no os preocupéis si no os gusta encontraros tropezones de fruta en la miga, porque los que quedan son ínfimos. Lo que sí le aporta las bayas es un color anaranjado precioso y un sabor muy rico. En cuanto a los tiempos, no os los pongo porque son relativos: este pan se mezcla todo en un mismo bol, se deja fermentar y el tiempo es variable según la temperatura ambiente: yo lo tuve unas dos horas y media. Y luego el amasado es mínimo, así que aunque necesita sus tiempos, casi todos son de reposo u horneado, y no te acapararán demasiado. ¿Lo probamos?

Ingredientes:


  • 660 gr de harina de fuerza.
  • 220 ml de agua a temperatura ambiente.
  • 220 ml de leche entera, a temperatura ambiente.
  • 25 gr de mantequilla.
  • 15 gr de levadura fresca.
  • 1 cucharada de azúcar.
  • 1 cuhararita de sal.
  • 1 puñadito de bayas de goji, puestas a remojar al menos dos horas en licor de naranja, el necesario para cubrirlas.

Preparación:


En un bol grande ponemos todos los ingredientes, (incluido el licor del remojo de las bayas de goji) y los mezclamos con una cuchara de madera. Cuando espese lo suficiente, la vertemos sobre la encimera de la cocina espolvoreada de harina y amasamos un par de minutos. La masa tiene que quedar suave y elástica.

La depositamos en otro bol pincelado de aceite con el pliegue hacia arriba y tapamos con un paño. Dejamos fermentar en un sitio no demasiado frío hasta que doble su volumen, yo lo tuve unas dos horas y media.

Volcamos la masa crecida sobre la encimera enharinada, y vamos chafándola bien para eliminar toda burbuja de aire. Una vez bien comprimida, hacemos un rectángulo y lo enrollamos sobre sí mismo, procurando que quede un rollo de la misma longitud del molde que vayamos a usar. Lo colocamos en el molde, que estará ligeramente aceitado, teniendo la precaución de dejar el cierre del rollo abajo,  y cubrimos con un paño. Mientras encendemos el horno a 250 º.

Media hora después, dibujamos un corte longitudinal en el pan y llevamos al horno. Tenemos 20 minutos y luego bajamos la temperatura a 190º y tenemos unos 15 minutos más, o hasta que la corteza tenga un bonito color dorado.

Para saber si está cocido, golpeamos con los nudillos y el pan ha de sonar a hueco. De lo contrario, cubrimos con papel de plata y horneamos unos 10 minutos más.

Sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.

Una vez tibio, lo cubrimos y guardamos hasta el día siguiente. Entonces, lo rebanamos y disfrutamos.

Podemos congelar las rebanadas que no utilicemos en dos días. Quedan deliciosas pasadas ligeramente por la plancha o el grill.

Repetiré. No hay nada como un pan casero...

Mabel.


4 comentarios

  1. Nunca probé esas bayas y mira que estaban de moda.
    El pan tiene un color precioso. Imagino que el sabor es delicioso con ese toque de Cointrau.
    Me llevo mi trozo.
    Besos y gracias por tu felicitación.

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  2. ¡Claro que lo probamos!

    Si yo te dijera por donde me paso los superalimentos de moda... Me repatean las modas y que todo el mundo te hable de las bondades de tal o cual alimento. Mi he probado las bayas de Goji, ni la quinoa tampoco y sigo viva. Y hasta sana diría yo.

    Pero por este pan te aseguro que compraría un puñadito ¿eh? porque es impresionante (las fotos además una pasada) desde la miga a esa superficie rajada que tanto me gusta. El olor y el sabor seguro que son una delicia también pero es una lástima que no se puedan apreciar a través de la pantalla.

    Por cierto, a mí me encanta el olor que desprenden las masas levando ¡es una pasada! ¡Besos mil!

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